La iniciación musical del niño - Violeta Hemsy de Gainza

¿Es posible corregir una educación musical inadecuada?
[...] Una enseñanza musical deficiente impulsa al alumno a archivar, por haberse convencido de su inutilidad, sus únicas y verdaderas condiciones musicales, obligándole en cambio a apelar con exceso a la memoria y al intelecto, es decir a recursos de índol ajena a la naturaleza musical.(...) Un músico debería mostrarse realmente complacido de que sus discípulos apelen constantemente al oído durante sus estudios musicales. La falta de uso musical consciente del órgano auditivo -puesto que quien tiene enfrente a sus ojos la música impresa no necesita teóricamente nada más que eso para ejercitar una obra instrumental- ocasiona una especie de atrofia fisioógica del mismo, dejándo así aminoradas hasta las mejors condiciones. Lo más lamentable es que dicha atrofia va acompañada generalmente por un agudo sentimiento de frustración que en algunos casos es experimentado activamente por el individuo, mientras que en otros permanece oculto a su conciencia  se manifiesta como una sensación de impotencia o de fracaso que puede proyectarse y adquirir en apariencia otras formas en su vida. (...) Creemos pues que aún en estos casos, los más extremos en materia de equivocaciones pedagógicas, son posibles de corregir y también de curar. (...)
Lo esencial será devolver a éste -niño o adulto- la confianza plena en sí mismo: en sus fueerzas, en su oído, en su sensibilidad musical. Un paciente trabajo sde relajamiento total -físico, psiquico, auditivo- logra dstrabar los mecanismos mentales afectados. Es preciso retrotraer al alumno a la etapa más primaria, en la que rigen una absoluta frescora y espontaneidad.
Un asunto de tanta importancia como es éste, exige que sea tratado de manera más amplia y detallada. Nos limitaremos a señalar por ahora que a través de la acción directa de la misma música y mediante la aplicación de técnicas psicológicas adecuadas, se logra poner en funcionamiento la parte sensorial y la intuición del alumno, evitando ciertas interferencias -sobre todo las de carácter intelectual- que constituyen el motivo primordial de las trabas.